jueves, 10 de julio de 2008

julio 10 de 2008, 1120

Cuando miraba en retrospectiva comprobó que era cierto aquello de que la vida es irracional e impredecible como una cometa roja sobre el cielo.
Le habían dicho que todo pasaba, no solo lo malo, lo bueno también. En las manos tenía pedacitos casi irreconocibles de sueños que volaron como arena.
el espejo ya no era más su amigo. Sólo un inquisidor que le obligaba a mirar para otro lado, a veces para dentro suyo. Que cansancio solo ver algo real en mis propios ojos, pensó.
Que aburrido que el mundo real tenga que filtrarse por una pantalla para acceder a un poquito de afecto.
todo el mundo anda ocupado, todo el mundo tiene una vida, todo el mundo le pertenece a alguien y ella se pertenecía a sí misma. Ya no sabía si creer, como siempre, que era una fortaleza o la debilidad de encontrarse sola, sin dependencias pero también sin manos que abrazaran o que ayudaran a superar un mal paso.
Se lavó los dientes de afán, como casi siempre, y salió sin mirarse por última vez, la puerta bien cerrada, las llaves en el bolsillo, el último cigarrillo y la sensación permanente de saberse invisible mientras caminaba por un andén donde no habia gente.
El semáforo en verde y la decisión obstinada de cruzar... que raro era ver su alma aplastada por las ruedas de una volqueta.