martes, 7 de enero de 2014

Enero 7 de 2014, 1842

Los ciclos... Los benditos ciclos...
Trasteo 13 en 13 años.
Volver a la casa con el alma intacta y la mirada distinta.
Se me inscribieron, en lo mas profundo del recuerdo, el sonido del tren a las 9 y a las 4, los tamales de panadería, la delicia de vivir a menos de 20 grados, los mas hermosos ojos azules de mi pequeño mastodonte, los atardeceres de Usaquén, esta ciudad que es disque mía pero no.
Con el cansancio gratuito del trasteo y las reparaciones, con la ansiedad de que sea domingo pero no todavía, con las ganas de irme y también las de quedarme aunque sea de fantasma, empiezo a despedirme de Bogotá. La que se va a quedar en mi recuerdo, la de la Candelaria, la ciudad donde habitan los que nunca estuvieron, los que llegaron y se quedaron, los que llegaron y se fueron y los de para siempre.
Disfruto uno de mis últimos aguaceros...
El silencio de la noche amenazante.