martes, 30 de junio de 2009

30 de Junio de 2009, 1606

Yo no sé por qué extraña razón la felicidad es tan difícil de entender.
En este momento y desde hace varios días, estoy feliz.
Pero también tengo miedo de estar feliz.
Todo está saliendo tan bien... demasiado bien, tal vez, para mí que llevo un buen rato con todo patas arriba.
Estoy recibiendo lo que había pedido cada noche, con toda la fé del mundo y, sobretodo, con toda la calma.
Ahora me habitan lucecitas móviles en la panza, que conviven con un agujero negro que intenta sorberme las entrañas cada vez que se le da la gana, cada vez que un sonido, una imagen o un contacto específico aparecen.
Y la sensación es rica y, hasta donde he podido entender, mutua.
Mi empleo me encanta, pero me asusta no dar la talla, defraudar a mi jefe y al súper jefe y a la compañía. Pero sobretodo a mí misma.
Por qué pueden vivir juntos la felicidad y el miedo?
Se sientan a la mesa a mirarse feo, a ver quién gana más terreno, a ver quién es más fuerte.
Yo no sé, solo se que quiero que la felicidad y sus causantes duren mucho tiempo y podamos sacar a este man tan malaclase de la casa.

martes, 23 de junio de 2009

junio 23 de 2009, 1641

Josephine McAllister, como buena señorita victoriana que guarda las apariencias, aunque sea en el bolsillo, se había prometido mantener el corazón a buen recaudo, escondido como un tesoro de pirata de aquellos de hace mas de doscientos años.
Con el corazón, escondido en una isla que sólo ella sabía encontrar en su mapa personal, había guardado también la dignidad, el plano de ella y el pegante universal.
Josephine sabía de historias, de escribir canciones y cuentos, de preparar martinis y, sobretodo, de huir de los cretinos, mantenerse a prudente distancia.
Josephine, muy prudente y discreta, sabía no creer en señales equivocadas. Sabía que habia que ser inteligente para no dejarse estafar.
Pero un día, de esos que no avisan, encontró en su camino un mercader de productos brillantes, telas y espejos. Tenía los mejores espejos del mundo, traídos de lejos, traídos de antes, como antigüedades costosas.
Josephine era muy cauta, pero era muy mujer. No estaba sorda y como decían las viejtas, el cuento entra por los oídos.
El mercader le ofrecío su mercancía y además le entregó su corazón, pero no el de verdad, una copia al carbón, patinada de oro para que reluciera como si estuviera nuevo, como si no trajera arrugas ni recovecos.
Confiando en el mercader, Josephine le dió el plano de la isla secreta que está ubicada en su jardín inmarcesible y personal, le contó cuál era la combinación del baúl para econtrar su corazón y le creyó.
Durante 38 días Josephine fué feliz.
Durante 38 días creyó que el mundo habitaba en los espejos y que en uno de ellos había encontrado un corazón maravilloso.
Pero qué va, pobre Josephine, sólo vió, en el espejo y en el dueño de éste, el reflejo de su propio corazón.
Ahora josephine va a tener que cambiar la ubicación de la isla y del cofre, va a tener que usar el plano y el pegante universal para pegar los pedazos de dignidad que le quedan, y se va a buscar un cerrajero para que le cambie la clave al baúl.
Mi querida Josephine tiene el corazón roto.

viernes, 12 de junio de 2009

12 de junio de 2009, 0837

No habia nada nuevo a través de la ventana.
El mismo edificio de enfrente de siempre.
Tal vez un poquito más del ruidito tedioso de todos los días al que tanta gente teme.
Lluvia y más lluvia. Las palomas, muy aburridas, se esconden junto con las golondrinas a esperar que escampe.
El sol anda con las cobijas puestas todavía.
Música feliz en el pc.
Citas incumplidas.
Día helado en modo literario y moderadamente autista.
Hoy sólo quiero dormir y comer helado y harinas fritas...
A trabajar. Es hora de hacer parte del mundo real.

domingo, 7 de junio de 2009

Junio 7 de 2009, 1936

Cada camino se construye y se inventa con cada paso. Los mismos caminos pueden cambiar con la luz del día, con la compañía que sostiene la mano.
Cada palabra adquiere nuevos significados cada vez que son dichas, con la entonanción, con cada voz. Palabras pequeñitas conocidas pueden hacer enormes momentos muy felices.
... yo también!!!