viernes, 29 de enero de 2010

Enero 29 de 2010

Esta mañana, cuando amaneció, tenía la certeza profunda y absoluta de haber dormido acompañada.
Tenía un olor inconfundible, característico, en mis manos, en mi pelo, en mi cuerpo.
El sabor de una piel mil veces besada, permanecía, remanente, en mi lengua.
Al abrir los ojos, y despertar por completo, supe que no era más que un sueño.
Ah!, que ganas tengo de que se haga realidad...

martes, 19 de enero de 2010

enero 20 de 2010, 2123

Caen, melancólicas, las flores rosadas
del guayacán.
Debajo, tímidas, surgen hojas nuevas.