DE ahora en adelante y por salud mental, los humanos deberíamos aprender a ver el amor como una caja de chocolates.
Disfrutarlos mientras duran y cunado se acabe, botar el empaque. ¿O es que uno se sienta a llorarle a la caja cuando su contenido se acaba?
Debería esta uno mas bien agradecido cuando aquel(la) que ya no siente nada, se va y deja el espacio vacío para que álguien mas llegue. Agradecerle porue tuvo la decencia de admitir que se quedó sin pilas y que ya no hay nada que hacer.
Agradecerle por lo bueno que fué mientras duró y por los momentos compartidos. Desearle siempre lo mejor, incluso aunque uno sienta que no lo merece (la buena energía siempre se devuelve).
Aunque no cabe la menor duda que si la caja era de trufas, siempre deja como cierta necesidad de al menos unita mas...
sábado, 4 de diciembre de 2010
lunes, 22 de noviembre de 2010
Noviembre 22 de 2010, 1439
Yo quiero una respuesta.
Lo grito desde acá, encadenada a una ceiba.
Yo quiero una respuesta, así me quede acá por el reso de mi vida, esperándola.
Si el arcoiris, es una ilusión óptica, que depende de la estatura del observador, ¿entonces al amor cómo hay que medirlo? ¿Con el tamaño del corazón del observador? ¿Con el ritmo de sus latidos?
Yo me quedo acá. Debajo de la ceiba. No importa. Igual, he decidido ser una espectadora de la vida.
Lo grito desde acá, encadenada a una ceiba.
Yo quiero una respuesta, así me quede acá por el reso de mi vida, esperándola.
Si el arcoiris, es una ilusión óptica, que depende de la estatura del observador, ¿entonces al amor cómo hay que medirlo? ¿Con el tamaño del corazón del observador? ¿Con el ritmo de sus latidos?
Yo me quedo acá. Debajo de la ceiba. No importa. Igual, he decidido ser una espectadora de la vida.
viernes, 5 de noviembre de 2010
Noviembre 5 de 2010, 1624
-Así es el desamor.
Eso dijo la abuela McAllister a sus chicas.
-Se parece a la historia del hombre que comió muchas galletas. Un día se sentó frente a una montaña de galletas de mantequilla.
Se las comió con avidez y no se dió cuenta que la última estaba empezando a dañarse.
Empezó a dolerle el estómago, a tener la visión borrosa y sentirse muy, muy asustado.
Tanto se concentró en su dolor de estómago, que cuando llegó la cena y estuvo frente a él, no pudo verla, ni olerla ni tocarla.
Estaba tan ocupado con su dolor que no se dió cuenta que tenía enfrente suyo.
Y así, como cuando uno tiene indigestión de galletas...
Eso dijo la abuela McAllister a sus chicas.
-Se parece a la historia del hombre que comió muchas galletas. Un día se sentó frente a una montaña de galletas de mantequilla.
Se las comió con avidez y no se dió cuenta que la última estaba empezando a dañarse.
Empezó a dolerle el estómago, a tener la visión borrosa y sentirse muy, muy asustado.
Tanto se concentró en su dolor de estómago, que cuando llegó la cena y estuvo frente a él, no pudo verla, ni olerla ni tocarla.
Estaba tan ocupado con su dolor que no se dió cuenta que tenía enfrente suyo.
Y así, como cuando uno tiene indigestión de galletas...
martes, 26 de octubre de 2010
Octubre 26 de 2010, 0827
No hace falta que te vistas o te desnudes. Solo hace falta que, por una vez, seas tú.
Yo solo puedo ofrecerte arrancarme la piel en tiras, entregarte mi corazón desnudo, vestirme con los girones del ayer, deshecho.
Trataré de ser honesta, con algo de luz dentro de tanta oscuridad. Intentaré no perderme en el camino desierto que ofrecen tus ojos hasta tu alma escondida.
Y entonces, cuando por fin puedo tocar a las puertas cerradas que ocultan la verdad de tu verdad, sólo tocaré una vez, o tiraré piedritas hasta tu ventana.
Quizás, pueda ver tu cara curiosa, asomada a la ventana de la torre mas alta.
Yo solo puedo ofrecerte arrancarme la piel en tiras, entregarte mi corazón desnudo, vestirme con los girones del ayer, deshecho.
Trataré de ser honesta, con algo de luz dentro de tanta oscuridad. Intentaré no perderme en el camino desierto que ofrecen tus ojos hasta tu alma escondida.
Y entonces, cuando por fin puedo tocar a las puertas cerradas que ocultan la verdad de tu verdad, sólo tocaré una vez, o tiraré piedritas hasta tu ventana.
Quizás, pueda ver tu cara curiosa, asomada a la ventana de la torre mas alta.
viernes, 15 de octubre de 2010
Octubre 15 de 2010, 1625
Mirar a alguien llorar de esa manera me asustó profundamente.
Nunca había visto unos ojos tan claros, que parecían transparentes.
Quise preguntarle por su sufrimiento, pero parecía víctima del miedo, poseída por el terror.
Por fin hice acopio de fuerzas y le pregunté. Sólo me dijo que por fin había visto la verdad por ella misma.
Enten dí entonces que tanta luz, la había dejado ciega.
Nunca había visto unos ojos tan claros, que parecían transparentes.
Quise preguntarle por su sufrimiento, pero parecía víctima del miedo, poseída por el terror.
Por fin hice acopio de fuerzas y le pregunté. Sólo me dijo que por fin había visto la verdad por ella misma.
Enten dí entonces que tanta luz, la había dejado ciega.
martes, 12 de octubre de 2010
Octubre 12 de 2010, 0754
¿Qué sucederá, cuando se encuentren, ante el oráculo, el rey guerrero, la princesa y el hechicero?
domingo, 3 de octubre de 2010
Octubre 3 de 2010, 2114
Me gusta esta noche... Esta noche oscura y fría.
No hay luces.
Ninguna que me acompañe.
Es, en esta ocuridad, el momento en el que no hace falta tener máscaras o disfraces.
Me acompaña mi respiración pausada, el ir y venir de los carros en las calles, el casi imperceptible sonido de mi corazón.
Por instantes, siento una necesidad curiosa de mirar a las ventanas ajenas, a ver qué pasa, a ver si otros seres a oscuras las habitan.
Pero no.
Cuando todo está oscuro, parece que solo yo habitara el mundo.
Afuera, la lluvia canta y lava la ciudad.
Y nada más.
Sólo oscuridad, la lluvia y yo.
No hay luces.
Ninguna que me acompañe.
Es, en esta ocuridad, el momento en el que no hace falta tener máscaras o disfraces.
Me acompaña mi respiración pausada, el ir y venir de los carros en las calles, el casi imperceptible sonido de mi corazón.
Por instantes, siento una necesidad curiosa de mirar a las ventanas ajenas, a ver qué pasa, a ver si otros seres a oscuras las habitan.
Pero no.
Cuando todo está oscuro, parece que solo yo habitara el mundo.
Afuera, la lluvia canta y lava la ciudad.
Y nada más.
Sólo oscuridad, la lluvia y yo.
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