Hace años que no veía sangre en la calle.
Ayer, encontré una pista, gotas de sangre salpicada en la acera.
La lluvia las lavaba un poco y no pude evitar seguirlas, igual estaban de camino a donde iba.
Traté de encontrale respuestas a este rastro. Un accidente. Una cortada al preparar el desayuno. Un pobre cristiano apuñalado... Miles de conjeturas ninguna confirmada y ninguna satisfactoria. Por alguna extraña razón, en esta ciudd, tendemos a pensar siempre lo peor. Un abaleado por robarle alguna cosa ridícula, sin valor.
Las seguí por algo más de tres cuadras y terminaban de golpe frente a una puerta. La puerta estaba un poquito escondida en un muro café, bajo unas escaleras.
Miré bien, y estaba ahí. Un hombre pequeñito. No medía más de un metro y medio, y allí, escondido junto a la puerta, tenía un corazón en las manos, con su red obligatoria de venas y arterias arrancadas como a mordiscos. Me miró y luego se señaló el pecho.
Con los ojos abiertos, bien abierto, me miró y luego me dijo: -Señorita, no aguanto más, tengo que sacármelo periódicamente, no ve que me vuelve a crecer?.
8 comentarios:
hermoso, esa es la palabra, hermoso.
Gracias!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
QUE BUEN CUENTITO, ME ENCANTA. FIEL ADMIRADOR...
gracias dani!!!!
Bonito.
"Yo tengo el corazón en las manos, esperando todo".
visitar ampliacionelemental.blogspot.com
te la recomiendo
Hola: Este cuento me encanta, es hermoso, te lleva de la mano hasta esa sorpresa... ¿Me autorizarías a publicarlo en www.minitextos.org? Estoy por arrancar con la nueva temporada. Saludos.
Hola, gracias por aceptar. Sólo que necesito que me mandes al email datos tuyos para ponerlos en la página. Una minibiografía. Fíjate en las de otros autores... Me la mandas a jlrpitti(a)gmail.com.
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