lunes, 14 de septiembre de 2009

Septiembre 14 de 2009, 0907

Hace tiempo que no hablaba tan cómoda de mí misma.
Hace tiempo que no revelaba secretitos "oscuros", pensamientos luminosos y otras tonterías que casi nunca se le cuenta a nadie.
Tengo un interlocutor que no conozco. Le ví sólo una vez, un fragmento fugaz de tiempo a través de una imagen mala, digital.
No sé cómo huele. No conozco el tono de su voz fuera del teléfono. No sé si tiene las manos grandes o pequeñas, o el tono exacto de su piel.
Conozco su nombre y un código numérico que nos conecta de vez en cuando.
Pero le he abierto mi alma y sus recovecos.
Sabe cosas que mucha gente, casi toda la gente desconoce.
Sabe historias completas que el mundo ha conocido fraccionadas.
Sabe lo que me duele, lo que me gusta, lo que pienso del mundo, lo que odio del mundo.
Yo me pregunto por qué este anonimato puede desatarme la lengua como el conocimiento me la amarra.
Yo quisiera saber por qué nos hemos contado cosas que nadie más sabe...
Cosas que él nunca le contará a su novia y futura esposa.
Cosas que nunca le contaré a mi novio del futuro que se rehusa a llegar a mi vida.
Cosas que nos hacen los que somos. Adorables, abominables, humanos.
Ringgggggggggggggggg
Hola!!! Te tengo una historia...

2 comentarios:

Campanula dijo...

Juli me alegro de que tengas ese alguien que te conoce en realidad, yo tambien tengo un amigo que me conoce mejor q el resto y eso me hce enormemente felia.
un abrazo

Anónimo dijo...

Pienso que es más fácil abrirse cuando no hay unos ojos ahí mirando gestos, movimientos, tampoco se ven los gestos del otro; eso libera.
Saludos.