viernes, 22 de enero de 2016

Enero 22, 1839

Hay una cosa de la gente que me cuesta entender y dejo que me moleste profundamente y es el arte del juicio.
Esa capacidad de vivir mirando la paja en el ojo ajeno. Habrá quienes lleven una vida intachable y eso no tiene la más mínima discusión. Poquitos, muchos, los que sean. Pero esa tendencia de emitir sentencia sobre la vida ajena, de sentirse moralmente (y hablo de la moral religiosa que nos acosa desde infantes) superiores para acabar con las acciones ajenas, sin detenerse por un segundo a pensar los motivos que llevan a los demás a hacer lo que hacen.
El comentario a priori, sin saber nada, emitido con ligereza e ignorancia, de la de no saber, y quedarse con el culo bien firme en el asiento cómodo de rajar del otro, es veneno puro.
Yo me pregunto, por qué si tienen una vida tan maravillosa, tan de mostrar, ¿tienen que encontrar diversión jodiendo a los demás?

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