Hoy ando en modo contable.
Estoy haciendo recuentos de historias y personas.
Caracterizando instantes y miradas y palabras.
Con uan ambiente propicio para reirse o llorar, pero sobretodo para recordar.
Recordando a los que se fueron por desgracia, a los que se fueron gracias a Dios, a los que llegan por sorpresa y a los que todavía no se van y no se por qué.
Estoy pendiente de un cambio radical de vida, tal vez más cerca de lo que imaginé en los últimos días.
También estoy recoradando a mis amigos de siempre, sin importar si son de hace años o de hace porquito.
Estoy tranquila, viendo mucho la luz que me rodea, el sol ha sido benéfico estoy días.
Tengo una sensación bonita en mi corazón. Una de aquellas compañías que no requieren ser taggeadas porque sobreviven a los nombres, trascienden más allá de lo pobres que pueden ser nuestras palabras.
No sé cuándo será mi cambio. Deseo que sea pronto, porque de todas formas ya me sorprendió.
Solo sé que tendré muchaa compañía, de esa buena que he tenido siempre.
domingo, 5 de abril de 2009
martes, 24 de marzo de 2009
marzo 24 de 2009, 2041
Había una vez...
Me ha gustado siempre este comienzo de cuento, augura por lo general finales felices.
Había una vez, entonces, un par de personas que se encontraron sin buscarse.
Se hicieron amigos confiando en que nunca se rompería la regla básica de no juzgarse, de acompañarse y comprenderse, sobretodo basando la comprensión en la acaptación del otro con lo bueno, lo malo y lo feo.
Y crearon entre ellos el amor verdadero, sin nombre y sin títulos, porque no hacía falta ponérselo. No jugaron al príncipe encantador, ni a la princesa rosada, se mostraron como eran, con las cartas sobre la mesa y sin ases en la manga.
Y se amaron sin trampas, sin dramas y sin mascaritas baratas.
Se amaron mucho y para siempre, porque sabian que aunque un día, la muerte los separara, se encontrarían en otro lugar, en otros estados.
Se amaron y aún hoy se aman. No tienen títulos de propiedad y no les importa lo que el mundo tenga que decir.
Aveces se despiertan pensando si será verdad, pero sólo aveces, saben que cada día les enseña que sí es verdad.
Y viven felices en un mundo donde las perdices no son más que pájaros de cuento.
Me ha gustado siempre este comienzo de cuento, augura por lo general finales felices.
Había una vez, entonces, un par de personas que se encontraron sin buscarse.
Se hicieron amigos confiando en que nunca se rompería la regla básica de no juzgarse, de acompañarse y comprenderse, sobretodo basando la comprensión en la acaptación del otro con lo bueno, lo malo y lo feo.
Y crearon entre ellos el amor verdadero, sin nombre y sin títulos, porque no hacía falta ponérselo. No jugaron al príncipe encantador, ni a la princesa rosada, se mostraron como eran, con las cartas sobre la mesa y sin ases en la manga.
Y se amaron sin trampas, sin dramas y sin mascaritas baratas.
Se amaron mucho y para siempre, porque sabian que aunque un día, la muerte los separara, se encontrarían en otro lugar, en otros estados.
Se amaron y aún hoy se aman. No tienen títulos de propiedad y no les importa lo que el mundo tenga que decir.
Aveces se despiertan pensando si será verdad, pero sólo aveces, saben que cada día les enseña que sí es verdad.
Y viven felices en un mundo donde las perdices no son más que pájaros de cuento.
martes, 3 de marzo de 2009
marzo 3 de 2009, 2141
No sé por dónde empezar...
Estoy ansiosa, con sonrisa intermitente, con cara que ha levantado críticas, burlas y sospechas.
Estoy en un punto extraño donde estoy odiando ser niña. Quiero hacer algo que se supone no debería.
Es mejor que sea paciente, que no haga nada más que esperar... paciencia, una de las virtudes que no me acompaña. Lo que me iban a dar de paciencia me lo dieron de estatura...
Que ya hice lo que tenía, o lo máximo tolerable, y yo aún siento que algo falta, que podría dar un paso más. Tal vez un paso que me mandaría al vacío, pero podría darme una respuesta.
No sé, no sé, no sé nada, nadita...
Me acordé de Cami que hace poco citaba a Sylvia Plath con el sonido del teléfono que resuena en el útero.
En este momento resuena el silencio.
Estoy ansiosa, con sonrisa intermitente, con cara que ha levantado críticas, burlas y sospechas.
Estoy en un punto extraño donde estoy odiando ser niña. Quiero hacer algo que se supone no debería.
Es mejor que sea paciente, que no haga nada más que esperar... paciencia, una de las virtudes que no me acompaña. Lo que me iban a dar de paciencia me lo dieron de estatura...
Que ya hice lo que tenía, o lo máximo tolerable, y yo aún siento que algo falta, que podría dar un paso más. Tal vez un paso que me mandaría al vacío, pero podría darme una respuesta.
No sé, no sé, no sé nada, nadita...
Me acordé de Cami que hace poco citaba a Sylvia Plath con el sonido del teléfono que resuena en el útero.
En este momento resuena el silencio.
viernes, 27 de febrero de 2009
Febrero 27 de 2009, 1546
Que después no se diga que en el mundo no se sabe todo.
Yo pienso y también opino que a veces por mas complicado, es importante que aunque sea, uno mismo sepa la verdad... Eso por lo menos ahorra puteadas futuras, y peleas con la conciencia.
Estoy pensando en la verdad cuando me entero de gente que miente y piensa que nunca, nunca lo van a descubrir... pero, pues cada quien.
Yo pienso y también opino que a veces por mas complicado, es importante que aunque sea, uno mismo sepa la verdad... Eso por lo menos ahorra puteadas futuras, y peleas con la conciencia.
Estoy pensando en la verdad cuando me entero de gente que miente y piensa que nunca, nunca lo van a descubrir... pero, pues cada quien.
martes, 17 de febrero de 2009
Febrero 17 de 2009, 1035
Anoche soñé que tenía un lobo.
Más bien, él me tenía a mí.
Estábamos juntos en una casa vacía, enorme. Parados en el balcón como esperando a álguien.
Mi lobo, porque era mío, o yo le pertenecía, no sé, insistía en morderme las manos.
Me sangraban las manos, me dejó llena de heridas y cortes.
Seguíamos eperando a alguien y se hizo de noche.
Después salió la luna, enorme y amarilla. Perfecta, preciosa.
No había más luz en ningún lado y solo quedamos ella, la luna, el lobo y yo.
Me desperté antes de saber si solo era un lobo o un licántropo que me atormenta en mis noches vacías.
esta noche lo convocaré otra vez.
De pronto me deja verle la cara.
Más bien, él me tenía a mí.
Estábamos juntos en una casa vacía, enorme. Parados en el balcón como esperando a álguien.
Mi lobo, porque era mío, o yo le pertenecía, no sé, insistía en morderme las manos.
Me sangraban las manos, me dejó llena de heridas y cortes.
Seguíamos eperando a alguien y se hizo de noche.
Después salió la luna, enorme y amarilla. Perfecta, preciosa.
No había más luz en ningún lado y solo quedamos ella, la luna, el lobo y yo.
Me desperté antes de saber si solo era un lobo o un licántropo que me atormenta en mis noches vacías.
esta noche lo convocaré otra vez.
De pronto me deja verle la cara.
sábado, 14 de febrero de 2009
Febrero 14 de 2009, 2347
De los hombres y sus lenguas incorregibles...
Anoche en la puerta de mi bar favorito, mientras me fumaba un cigarrillo entre martinis conversando con una amiga, un par de niños iban a entrar. Uno de ellos tenía media de ron en el bolsillo de atrás del pantalón.
Muy sutilmente me les adelanté y le dije al chico de la puerta "mirale la nalga" y entré.
Un rato más tarde, al salir al siguiente cigarrillo, porque la ley del fumar afura nos pone a hacer ejercicio, se quedó mirándome y me dice: me quedé mirándote la nalga y no ví nada raro, hasta que después entendí que era la nalga del man que entró después de vos..."
Mi único comentario fue que andaba con la neurona prestada, ni por más ñoño que sea uno, diría semejante tontería, pero ellos oyen lo que quieren oir.
Hoy volví, ha hecho como frío todo el día, y aún así, en mi terquedad, me puse faldita. Me miró y me preguntó que si tenía frío, le dije que no. Me preguntó que si ALLÁ adentró no ventea mucho. obvio que le dije que no. Para mejorar el comentario, aparece el dueño del bar que es un gran amigo y lo completó con una barbaridad que no alcancé a oir, por fortuna para él, creo yo.
Que después no se quejen cuando queremos asesinarlos por su falta de tacto, aunque sean muy aficionados a tocarnos, muchas veces meten la pata con lo que dicen. y si no, esta perla para completar, llega este amigo, muy querido y nos va a tomar una foto a mi amiga y a mí y dice: "uy, como estoy de de bunas, no me tocó ir hasta Nuquí..."
Anoche en la puerta de mi bar favorito, mientras me fumaba un cigarrillo entre martinis conversando con una amiga, un par de niños iban a entrar. Uno de ellos tenía media de ron en el bolsillo de atrás del pantalón.
Muy sutilmente me les adelanté y le dije al chico de la puerta "mirale la nalga" y entré.
Un rato más tarde, al salir al siguiente cigarrillo, porque la ley del fumar afura nos pone a hacer ejercicio, se quedó mirándome y me dice: me quedé mirándote la nalga y no ví nada raro, hasta que después entendí que era la nalga del man que entró después de vos..."
Mi único comentario fue que andaba con la neurona prestada, ni por más ñoño que sea uno, diría semejante tontería, pero ellos oyen lo que quieren oir.
Hoy volví, ha hecho como frío todo el día, y aún así, en mi terquedad, me puse faldita. Me miró y me preguntó que si tenía frío, le dije que no. Me preguntó que si ALLÁ adentró no ventea mucho. obvio que le dije que no. Para mejorar el comentario, aparece el dueño del bar que es un gran amigo y lo completó con una barbaridad que no alcancé a oir, por fortuna para él, creo yo.
Que después no se quejen cuando queremos asesinarlos por su falta de tacto, aunque sean muy aficionados a tocarnos, muchas veces meten la pata con lo que dicen. y si no, esta perla para completar, llega este amigo, muy querido y nos va a tomar una foto a mi amiga y a mí y dice: "uy, como estoy de de bunas, no me tocó ir hasta Nuquí..."
sábado, 7 de febrero de 2009
Febrero 7 de 2009, 1849
A petición del respetado público
Señoras y Señores, esta noche dos historias.
1.
cuando se secaron todas las flores de la casa, decidió tener un jardín inmortal, inmarcesible, al mejor estilo del himno nacional.
Y habló con álguien capaz de torturarla sin remordimientos, sin cesar, sin oir sus lamentos.
Tres horas de lamentos, quejidos y gemidos, nada sexys, nada que pudiera incitar el mas mínimo deseo.
Tres horas después, con poca sangre y una sensación rara de insolación, estaba listo su jardín personal, un jardín de plumerias violeta y fucsia que nunca iba a abandonarla.
Un jardín para el resto de la vida. Hasta que la muerte nos separe.
2.
Imposible dejar de mirarlo.
Sabía que cada vez que había arte de por medio, era una causa de antemano perdida, como para tirarse al cauca con ladrillo en el bolsillo.
Nada más sexy e incitador que un artista disfrutando lo que hace.
Las notas que fluyen en una tarima, las caricias sobre las cuerdas.
Un hombre jugando con pintura, las gotas que caen y embellecen una tela.
Observado, sabiéndose mirado. Orgulloso, incitador...
Eso enloquece las hormonas, por eso son exitosos y nos gustan a todas.
Yo entonces, quisiera saber si alguito tendrá de sexy una nena con martini y lápiz en la mano.
Señoras y Señores, esta noche dos historias.
1.
cuando se secaron todas las flores de la casa, decidió tener un jardín inmortal, inmarcesible, al mejor estilo del himno nacional.
Y habló con álguien capaz de torturarla sin remordimientos, sin cesar, sin oir sus lamentos.
Tres horas de lamentos, quejidos y gemidos, nada sexys, nada que pudiera incitar el mas mínimo deseo.
Tres horas después, con poca sangre y una sensación rara de insolación, estaba listo su jardín personal, un jardín de plumerias violeta y fucsia que nunca iba a abandonarla.
Un jardín para el resto de la vida. Hasta que la muerte nos separe.
2.
Imposible dejar de mirarlo.
Sabía que cada vez que había arte de por medio, era una causa de antemano perdida, como para tirarse al cauca con ladrillo en el bolsillo.
Nada más sexy e incitador que un artista disfrutando lo que hace.
Las notas que fluyen en una tarima, las caricias sobre las cuerdas.
Un hombre jugando con pintura, las gotas que caen y embellecen una tela.
Observado, sabiéndose mirado. Orgulloso, incitador...
Eso enloquece las hormonas, por eso son exitosos y nos gustan a todas.
Yo entonces, quisiera saber si alguito tendrá de sexy una nena con martini y lápiz en la mano.
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