Anoche, al apagar la luz, mi habitación se fué llenando de fantasmas.
Todos ellos venían por algo que creyeron les había pertenecido alguna vez. Llegaron reclamando mi cuerpo y mi deseo. Y uno a uno se fueron yendo con una despedida, las manos vacías y el deseo intacto.
4 valientes vinieron a disculparse. Se fueron con el alma grata y la sensación de calma en sus ojos vacíos.
Ya no es tiempo, se pasó la hora y el momento.
Ahora sí le pertenezco a álguien, al que se quedó para siempre. Al hombre con el que me voy a casar el 13 de noviembre, a las 4 de la tarde.
2 comentarios:
bella historia, ya no hay fantasmas que te asusten, mejor aun que hayan sido unos caballeros y hayan aceptado tu destino y tu felicidad
¡Caramba, te casas!
¡Felicitaciones!
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